La revista Archives of General Psychiatry publicó el 4 de julio un artículo, sobre el uso de antidepresivos en el embarazo y su relación con el riesgo del feto de padecer en el futuro un Trastorno del Espectro Autista (TEA), titulado "Antidepressant Use During Pregnancy and Chilhood Autism Spectrum Disorders"
Los resultados muestran que el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) durante el embarazo podría aumentar al doble el riesgo de que los niños padezcan algún trastorno del espectro autista, triplicándose dicho riesgo si la ingesta de este tipo de antidepresivo se ha producido en los primeros tres meses de embarazo.
Sin embargo, considero que los resultados de este estudio deben ser tomados en cuenta con muchas precauciones ya que su metodología es discutible. Se utilizaron 298 historiales de madres de autistas (grupo E) y 1507 historiales de madres de no autistas (grupo C). Se encontró exposición prenatal a antidepresivos ISRS en 20 casos del grupo E (6.7%) y en 50 del grupo C (3.3%), dicha diferencia es estadísticamente significativa, aumentando su significación de manera muy notable si se considera el primer trimestre de embarazo. Aunque haya sinificación estadística la muestra es muy escasa y otras variables no controladas podrían estar modificando los resultados ya que el número de bebes expuestos a lo ISRS es muy bajo.
En cualquier caso, y teniendo en cuenta sobre todo los resultados obtenidos para la exposición al principio del embarazo, habría que ser extremadamente cuidadosos con la utilización de este tipo de antidepresivos durante el mismo. También se deben realizar nuevos estudios que clarifiquen la situación.
Por último, me parece interesante señalar que no se encontró ningún aumento del riesgo en madres con tratamiento fuera del embarazo.
Los resultados muestran que el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) durante el embarazo podría aumentar al doble el riesgo de que los niños padezcan algún trastorno del espectro autista, triplicándose dicho riesgo si la ingesta de este tipo de antidepresivo se ha producido en los primeros tres meses de embarazo.
Sin embargo, considero que los resultados de este estudio deben ser tomados en cuenta con muchas precauciones ya que su metodología es discutible. Se utilizaron 298 historiales de madres de autistas (grupo E) y 1507 historiales de madres de no autistas (grupo C). Se encontró exposición prenatal a antidepresivos ISRS en 20 casos del grupo E (6.7%) y en 50 del grupo C (3.3%), dicha diferencia es estadísticamente significativa, aumentando su significación de manera muy notable si se considera el primer trimestre de embarazo. Aunque haya sinificación estadística la muestra es muy escasa y otras variables no controladas podrían estar modificando los resultados ya que el número de bebes expuestos a lo ISRS es muy bajo.
En cualquier caso, y teniendo en cuenta sobre todo los resultados obtenidos para la exposición al principio del embarazo, habría que ser extremadamente cuidadosos con la utilización de este tipo de antidepresivos durante el mismo. También se deben realizar nuevos estudios que clarifiquen la situación.
Por último, me parece interesante señalar que no se encontró ningún aumento del riesgo en madres con tratamiento fuera del embarazo.
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