En una reciente revisión de Duffy, C.
& Healy, O., de la National University of Ireland, titulada “Spontaneous communicationin autism spectrum disorder: A review of topographies and interventions”
publicada en Research inAutism Spectrum Disorders 5 (2011) 977–983, se analiza la información
científica disponible sobre la comunicación espontánea en niños autistas. La
comunicación espontánea se define como comportamientos comunicativos que se
producen en ausencia de indicaciones, instrucciones u otras señales verbales.
Usando este concepto, Reichle & Sigafoos, en “Establishing spontaneity and
generalisation. In J. Reichle, J. York, & J. Sigafoos (Eds.), Implementing
augmentative and alternative, 1991”, afirman que a los autistas le falta
espontaneidad en sus interacciones, ya que se ha observado que se basan en
indicaciones. En términos similares se manifiesta Chiang en “Differences
between spontaneous and elicited expressive communication in children with
autism. Research in
Autism Spectrum Disorders, 3, 2009”. La comunicación espontánea, permite a los
individuos comunicar sus necesidades y deseos, aprender más sobre el mundo,
interactuar con sus compañeros y familiares, y en general lograr el control
sobre su entorno (Chiang, H., & Carter, M., 2008, “Spontaneity of
communication in individuals with autism” Journal of Autism and Developmental
Disorders, 38, 693–705). Las iniciaciones espontáneas, por lo tanto son
necesarias para que las personas con TEA sean juzgadas como socialmente
competentes en intercambios comunicativos (Wetherby, A. M., & Prutting, C.,
1984 “Profiles of communicative and cognitive-social abilities in autistic
children” Journal of Speech and Hearing Research, 27, 364–377).
Existen
numerosos artículos científicos publicados sobre las distintas intervenciones
para aumentar la comunicación espontánea de los individuos diagnosticados con
TEA. Sin embargo, muchos autistas pueden no desarrollar el habla y el lenguaje
(Lord, C., & McGee, J. P. (Eds.). (2001). Educating children with autism.
Washington: National Academy Press). En estos casos se utilizan diversas
estrategias aumentativas y alternativas para facilitar las conductas comunicativas
espontáneas y topográficas.
Desde
la perspectiva del análisis de la conducta, comprender que factores subyacen
bajo el déficit en la comunicación espontánea es esencial. Así debemos de tener
en cuenta la habilidad para atender conjuntamente, la sobreselectividad de los
estímulos, la motivación, la reducción de la capacidad de observación y las
habilidades de imitación; ya que cada uno de ellos juega un papel fundamental
en el desarrollo del lenguaje, de la comunicación y de la interacción social. No
existe ningún tipo de intervención que sea efectiva para provocar la
espontaneidad en todos los niños. Así, parece que lo único cierto es que la
intervención debe comenzar lo antes posible y que debe ser intensiva. Ambos
factores son los únicos que correlacionan positivamente en todos los casos (Gerenser,
J. (2009). Language disorders in children with autism. In
R. G. Schwartz (Ed.), Handbook of child language disorders (pp. 67–89). NY:
Psychology Press). Hay que señalar que los
programas de tratamiento a menudo subestiman la cantidad de tiempo requerido
para desarrollar los comportamientos sociales de comunicación a un nivel
socialmente aceptable. El tratamiento debe continuar durante un período
prolongado de tiempo y requiere de experiencia profesional (Fujiki,
M., & Brinton, B. (2009). Pragmatics and social
communication in child language disorders. In R. G. Schwartz (Ed.), Handbook of
child language disorders (pp.406–423). NY: Psychology Press). Las estrategias de comunicación aumentativa y alternativa son un tipo
de intervención con notable éxito para muchos de los niños con TEA que no han
desarrollado el lenguaje. Estas estrategias se pueden utilizar tanto para complementar
el habla existente como para ser el principal o único medio de comunicación expresiva.
Dentro de estas estrategias podemos señalar: lenguaje de signos, comunicación
total (signos+habla), PECS y VOCAs. Quizás de todas ellas la de resultados más prometedores sea el PECS, si
bien se debe escoger las estrategias en función de las características del
niño. Como conclusión se señala que los terapeutas tienen una serie importantes
de tratamientos con apoyo empírico a su disposición, y debe ser las
dificultades y los puntos fuertes del niño, en definitiva su perfil, el que
debe guiar la selección de estas estrategias de intervención
para mejorar los repertorios de comunicación espontánea de los individuos con
autismo (Gerenser, 2009, citado anteriormente).
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