Información científica seleccionada por el Dr. Fernando Jiménez Moya
lunes, 12 de agosto de 2013
Centro Abepa Autismo: Una sustancial mejora de la percepción de movimien...
Centro Abepa Autismo: Una sustancial mejora de la percepción de movimien...: Es bien conocido que los sujetos con TEA presenta un procesamiento atípico de la percepción de objetos estáticos, existiendo una evidencia c...
jueves, 8 de agosto de 2013
miércoles, 7 de agosto de 2013
viernes, 30 de diciembre de 2011
Crecimiento excesivo generalizado en los niños con autismo
Múltiples
estudios han reportado un crecimiento excesivo en el perímetro cefálico (HC) en
el primer año de vida en niños con autismo. Sin embargo, no está claro si este
fenómeno es independiente del crecimiento general del cuerpo o si se asocia con
unas características sociales o cognitivas.
En un reciente
estudio de Chawarska, K.; Campbell, D.; Chen, L.; Shic, F.; Klin, A. & Chang, J. titulado “Early
Generalized Overgrowth in Boys With Autism” publicado en Archives of General
Psychiatry Vol. 68 (Nº 10), Oct. 2011, los autores
analizan el crecimiento prematuro del HC en niños con autismo en comparación
con grupos control, para evaluar si el crecimiento del HC en los niños autistas
es independiente del de la altura y del peso durante la infancia, así como
examinan el crecimiento de HC desde el nacimiento hasta los 24 meses en
relación con los niveles de funcionamiento verbal, social, cognitivo y de
adaptación. En comparación con los controles con un desarrollo normal, los
niños con autismo fueron significativamente mayores a la edad de 4,8 meses,
tuvieron un HC mayor a la edad de 9,5 meses, y pesaron más a la edad de 11,4
meses. Ninguno de los otros grupos clínicos mostraron un patrón similar de
crecimiento excesivo. Los niños con autismo que estaban en el 10% de mayor
tamaño mostraron una mayor gravedad en los déficits sociales y menor capacidad
adaptativa.
Los resultados de este
estudio sugieren que, si bien, como grupo, los niños con autismo eran normocefálicos
y normosómicos al nacer, experimentaron un crecimiento acelerado de la HC,
altura y peso en el primer año de vida. Así, aunque se encuentra evidencia de
un aumento de HC en el autismo, no encontramos ninguna evidencia de la
presencia de un aumento desproporcionado de HC en relación al tamaño total del
cuerpo. Aunque los resultados ilustran de la complejidad de los patrones de
crecimiento temprano en la población con discapacidad, pone de relieve que el
crecimiento acelerado en las 3 dimensiones parece ocurrir sólo en las personas
con grave discapacidad social debido al autismo. Estos resultados generan una
hipótesis interesante que sugiere la presencia de un subtipo de autismo que se
caracteriza por el crecimiento excesivo extremo y graves problemas en las
habilidades sociales.
lunes, 24 de octubre de 2011
Tratamiento de los síntomas en niños con trastornos del espectro autista: una revisión exhaustiva de los tratamientos farmacológicos y complementarios o alternativos.
Antes de pasar a comentar este artículo quisiera
hacer una declaración de principio, a título personal no soy muy partidario de
los tratamientos médicos para el autismo ya que todos los psicofármacos que se
utilizan en la actualidad son sintomáticos y no curativos por tanto su
beneficio es limitado y solo estarían justificados cuando la sintomatología
impide avanzar con otros tratamientos (conductuales y educativos) que si son
capaces de proporcionar mejoras permanentes. Además, dado que el suministro de
fármacos sería por periodos muy prolongados es difícil tener datos de los
efectos secundarios a largo plazo. No obstante esta declaración considero muy
interesante y esclarecedor el artículo
que paso a comentar.
En una revisión de Huffman, L.C.; Sutcliffe, T.L.;
Tanner, I.S.D. & Feldman, H.D. (Huffman y Feldman pertenecen a la
Universidad de Stanford, California, Tanner a la Universidad de Wisconsin y
Sutcliffe a la Fundación Médica Palo Alto) titulada “Management of Symptoms inChildren With Autism Spectrum Disorders: A Comprehensive Review ofPharmacologic and Complementary-Alternative Medicine Treatments” publicada en “Journal ofDevelopmental & Behavioral Pediatrics Vol. 32: 56-68” en enero de 2011 se analiza la información científica
existente sobre los tratamientos médicos a niños y jóvenes con trastorno del
espectro autista. Si bien el tratamiento médico es generalmente considerado un
complemento de las intervenciones educativas y conductuales, la realidad es que
una gran proporción de niños con TEA lo reciben de uno u otro tipo. Hasta la
fecha no existía un análisis amplio de las opciones de tratamiento médico para
los pacientes con TEA, tanto para los tratamientos puramente farmacológicos
como para los tratamientos médicos complementarios o alternativos. Así las
revisiones existentes hasta ahora tendían a destacar los efectos generales del
tratamiento, lo que es contradictorio con la práctica médica habitual de
centrarse en los síntomas tanto en la selección del tratamiento como en su
seguimiento. En esta revisión los autores analizan 115 estudios sobre
tratamientos médicos, tanto farmacológicos como complementarios y alternativos,
a pacientes con TEA, incluyendo sujetos de 0 a 22 años, centrándose bastante en
el análisis del tratamiento de los síntomas del TEA, distinguiendo síntomas
centrales de los asociados. El Departamento de Servicios de Desarrollo del
Estado de California encargo en 2007 a los autores un resumen de los puntos
relevantes de los conocimientos actuales sobre el tratamiento médico del TEA
con la intención de formar a las familias y a los terapeutas.
Los
autores seleccionaron en principio 841 artículos que tras ser sometidos a los
criterios establecidos de inclusión y de no exclusión en la revisión quedaron
reducidos a 115, de los cuales 89 se referían a tratamientos farmacológicos y
26 a tratamientos complementarios o alternativos.
Los
89 artículos referidos a tratamientos farmacológicos se clasifican en: 31
antipsicóticos atípicos (principalmente risperidona, comercializado en muchos
países como risperdal), 16 hormonas peptídicas (principalmente secretina), 11
antidepresivos, 7 antiopiáceos, 7 psicoestimulantes, 5 antiepilépticos, 5
antiinfecciosos, 3 potenciadores cognitivos, 2 antihistamínico, 1 ansiolíticos
y 1 quelante. No se encontraron artículos sobre el uso de antihipertensivos
(como clonidina, guanfacina, nadolol y propanolol) a pesar de que estos
medicamentos se utilizan en los TEA para tratar los síntomas de hiperactividad
y déficit de atención . Además, no hubo artículos que abordarán el uso de sales
minerales (por ejemplo, litio), que se han prescrito en los TEA para hacer
frente a la inestabilidad emocional, la agresividad y la irritabilidad. Hay que
señalar que en los análisis se tuvieron en cuenta la calidad científica de los
artículos. Los síntomas que preferentemente se analizan en los artículos son:
síntomas generales básicos (82%), problemas de comunicación (60%), deterioro de
la socialización (48%) e hiperactividad (48%). Sin embargo, se analizaron en
pocas ocasiones la agresión (9%), labilidad emocional (9%), problemas del sueño
(7%), problemas alimentarios (3%) y autolesiones (1%). En cuanto a la evidencia
de efectos beneficiosos, que indudablemente es lo más interesante de esta
revisión, hay que señalar:
a.-
Con respecto a los síntomas generales básicos existe una fuerte evidencia del
efecto beneficioso de la risperidona y algunos indicios de beneficios
marginales para NRI (inhibidor de la recaptación selectiva de la
norepinefrina), antidepresivos (por ejemplo, la atomoxetina), antihistamínicos
(por ejemplo, ciproheptadina y niaprazine), otros antipsicóticos atípicos (por
ejemplo, olanzapina y quetiapina), y para los potenciadores de la cognición
(por ejemplo, la galantamina, memantina , y rivastigmina). Sin embargo, la secretina
(hormona peptídica gastrointestinal) ha demostrado ser ineficaz en el
tratamiento de los síntomas generales básicos.
b.-
Con respecto al deterioro de la interacción social los resultados presentan evidencia
marginal de efectos beneficiosos para los potenciadores de la cognición (por
ejemplo, la galantamina, memantina, y rivastigmina). Sin embargo, la
naltrexona, un antiopiáceo, ha demostrado ser ineficaz en el tratamiento de la
interacción social deteriorada.
c.- Con respecto al deterioro de la comunicación los resultados demuestran que la naltrexona y la secretina son ineficaces.
c.- Con respecto al deterioro de la comunicación los resultados demuestran que la naltrexona y la secretina son ineficaces.
d.-
Con respecto al comportamiento restringido y/o repetitivo existe evidencia
marginal de los efectos beneficiosos de los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) (por ejemplo, escitalopram, fluoxetina). La
naltrexona, la secretina, y los psicoestimulantes (por ejemplo, metilfenidato),
han demostrado ser ineficaces en el tratamiento de este tipo de comportamientos
estereotipados.
e.-
Con respecto a los comportamientos no adaptativos existe una fuerte evidencia
del efecto beneficioso de la risperidona. Evidencia marginal de beneficio
existe para antiepilépticos (por ejemplo, levetiracetam y topiramato),
naltrexona, otros antipsicóticos atípicos (por ejemplo, olanzapina y
quetiapina), y de los psicoestimulantes.
f.- Con respecto a la hiperactividad hay una fuerte evidencia del efecto beneficioso de la risperidona y psicoestimulantes. Evidencia marginal de beneficio existe para NRI antidepresivos (por ejemplo, la atomoxetina), antiepilépticos (por ejemplo, levetiracetam y topiramato), y otros antipsicóticos atípicos (por ejemplo, olanzapina y quetiapina). La hiperactividad es el único síntoma donde existe evidencia marginal de beneficio para la secretina.
f.- Con respecto a la hiperactividad hay una fuerte evidencia del efecto beneficioso de la risperidona y psicoestimulantes. Evidencia marginal de beneficio existe para NRI antidepresivos (por ejemplo, la atomoxetina), antiepilépticos (por ejemplo, levetiracetam y topiramato), y otros antipsicóticos atípicos (por ejemplo, olanzapina y quetiapina). La hiperactividad es el único síntoma donde existe evidencia marginal de beneficio para la secretina.
g.-
Con respecto a la agresión existen pruebas marginales de los efectos
beneficiosos sobre la agresión de los psicoestimulantes.
h.-
Con respecto a la irritabilidad hay una fuerte evidencia del efecto beneficioso
de la risperidona. Evidencia marginal de beneficio existe para la naltrexona. Los
psicoestimulantes (por ejemplo, metilfenidato), han demostrado ser ineficaces
en el tratamiento de la irritabilidad.
i.-
Con respecto a los problemas del sueño existen pruebas marginales de efecto
beneficioso de risperidona.
j.-
Con respecto a las anomalías sensoriales y autoestimulación, la secretina ha
demostrado ser ineficaz.
k.-
Con respecto a los problemas gastrointestinales, la secretina ha demostrado ser
ineficaz.
Hubo
un número insuficiente de estudios relacionados con la autolesión, inestabilidad
emocional, depresión/ansiedad y problemas alimenticios para poder sacar
conclusiones acerca de la presencia o ausencia de beneficio.
Los
26 artículos que abordan tratamientos complementarios o alternativos se
clasificaron de la siguiente manera: suplementos dietéticos (N = 17),
incluyendo las vitaminas (N = 6), las proteínas / aminoácidos (N = 5), ácidos
grasos (N = 2), hormonas (melatonina) (N = 2), minerales (N = 1), y las enzimas
digestivas (N = 1), dietas modificadas, sobre todo libre de gluten y dietas sin
caseína (N = 6), el neurofeedback (N = 2), y, con oxígeno hiperbárico (N = 1).
No se encontraron artículos empíricos identificados que abordaran el uso de
agentes antifúngicos (por ejemplo, los probióticos) o potenciadores del sistema
inmune (por ejemplo, la enzima potenciada desensibilización). Evidentemente
también se tuvo en cuenta la calidad cientíca en el análisis de estos artículos,
y en general tuvieron un nivel medio-bajo. Los síntomas que preferentemente se
analizan en los artículos son deterioro de la socialización (56%), síntomas
generales básicos (48%), y problemas de comunicación (44%). Sin embargo, se
analizaron en pocas ocasiones la agresión y la autolesión (0%), problemas
gastrointestinales (4%), depresión (4%), problemas de alimentación (7% ), y
labilidad emocional (7%). Existen pruebas de efectos beneficiosos marginales en
la interacción social con suplementos de proteínas/aminoácidos (por ejemplo, la
carnosina y tetrahidrobiopterina).
Había un número insuficiente de estudios relacionados con los síntomas
generales básicos, problemas de comunicación, o comportamiento repetitivo para
poder sacar conclusiones sobre la
presencia o ausencia de beneficio. Además, había un número insuficiente de
estudios relacionados con los síntomas del comportamiento inadaptado o síntomas
de desregulación para sacar conclusiones acerca de la presencia o ausencia de
beneficio.
Basándose
en los resultados de los artículos de alta calidad, la risperidona es eficaz y
segura para las manifestaciones de los TEA, incluyendo los síntomas centrales
(en general), la conducta desadaptativa (en general), la hiperactividad , y la
irritabilidad. Los efectos secundarios más importantes son el aumento de peso
(con un mayor riesgo de complicaciones metabólicas) y sedación (en especial al
inicio del tratamiento o con los incrementos de dosis). La incidencia de
síntomas extrapiramidales es baja.
La evidencia de los artículos de mayor calidad indica que el metilfenidato es eficaz en la reducción de los síntomas de inatención e hiperactividad en niños con TEA, aunque las tasas de respuesta pueden ser inferiores en los niños con TEA que las observadas en niños con déficit de atención con hiperactividad típico.
La evidencia de los artículos de mayor calidad indica que el metilfenidato es eficaz en la reducción de los síntomas de inatención e hiperactividad en niños con TEA, aunque las tasas de respuesta pueden ser inferiores en los niños con TEA que las observadas en niños con déficit de atención con hiperactividad típico.
Los
científicos han realizado y publicado un número suficiente de estudios de
calidad para afirmar que por lo menos tres medicamentos son ineficaces para
ciertos síntomas. Por ejemplo, el metilfenidato parece ser ineficaz en el
tratamiento de la conducta restrictiva, repetitiva o la irritabilidad. Además,
la naltrexona parece no tener efecto sobre el deterioro de la interacción
social, problemas de comunicación, o el comportamiento restringido y
repetitivo. Finalmente, la secretina, con la mayor proporción de estudios de
alta calidad, no es eficaz con respecto a los síntomas principales, así como
las conductas de autoestimulación y problemas gastrointestinales.
Es muy importante señalar que, como el autismo es un trastorno crónico, sin cura, necesitamos estudios a largo plazo para entender curso de los síntomas en respuesta a un tratamiento prolongado y el impacto de los efectos secundarios. Además, es raro que los niños con TEA a ser tratados con la medicación sola, en la mayoría de los casos, los niños reciben una combinación de medicación e intervenciones conductuales y educativas. Se necesitan estudios que combinan la medicación y las intervenciones conductuales, bien ejecutados como se han realizado con otro tipo de trastornos
Finalmente, los médicos deben mantenerse conscientes de que las intervenciones farmacológicas y los tratamientos complementarios o alternativos se utilizan como complemento de las intervenciones conductuales y educativas, estos medicamentos no se consideran tratamientos singulares para los niños y adolescentes con TEA.
Es muy importante señalar que, como el autismo es un trastorno crónico, sin cura, necesitamos estudios a largo plazo para entender curso de los síntomas en respuesta a un tratamiento prolongado y el impacto de los efectos secundarios. Además, es raro que los niños con TEA a ser tratados con la medicación sola, en la mayoría de los casos, los niños reciben una combinación de medicación e intervenciones conductuales y educativas. Se necesitan estudios que combinan la medicación y las intervenciones conductuales, bien ejecutados como se han realizado con otro tipo de trastornos
Finalmente, los médicos deben mantenerse conscientes de que las intervenciones farmacológicas y los tratamientos complementarios o alternativos se utilizan como complemento de las intervenciones conductuales y educativas, estos medicamentos no se consideran tratamientos singulares para los niños y adolescentes con TEA.
lunes, 3 de octubre de 2011
Comunicación espontánea en el trastorno del espectro autista: Una revisión de las topografías y las intervenciones.
En una reciente revisión de Duffy, C.
& Healy, O., de la National University of Ireland, titulada “Spontaneous communicationin autism spectrum disorder: A review of topographies and interventions”
publicada en Research inAutism Spectrum Disorders 5 (2011) 977–983, se analiza la información
científica disponible sobre la comunicación espontánea en niños autistas. La
comunicación espontánea se define como comportamientos comunicativos que se
producen en ausencia de indicaciones, instrucciones u otras señales verbales.
Usando este concepto, Reichle & Sigafoos, en “Establishing spontaneity and
generalisation. In J. Reichle, J. York, & J. Sigafoos (Eds.), Implementing
augmentative and alternative, 1991”, afirman que a los autistas le falta
espontaneidad en sus interacciones, ya que se ha observado que se basan en
indicaciones. En términos similares se manifiesta Chiang en “Differences
between spontaneous and elicited expressive communication in children with
autism. Research in
Autism Spectrum Disorders, 3, 2009”. La comunicación espontánea, permite a los
individuos comunicar sus necesidades y deseos, aprender más sobre el mundo,
interactuar con sus compañeros y familiares, y en general lograr el control
sobre su entorno (Chiang, H., & Carter, M., 2008, “Spontaneity of
communication in individuals with autism” Journal of Autism and Developmental
Disorders, 38, 693–705). Las iniciaciones espontáneas, por lo tanto son
necesarias para que las personas con TEA sean juzgadas como socialmente
competentes en intercambios comunicativos (Wetherby, A. M., & Prutting, C.,
1984 “Profiles of communicative and cognitive-social abilities in autistic
children” Journal of Speech and Hearing Research, 27, 364–377).
Existen
numerosos artículos científicos publicados sobre las distintas intervenciones
para aumentar la comunicación espontánea de los individuos diagnosticados con
TEA. Sin embargo, muchos autistas pueden no desarrollar el habla y el lenguaje
(Lord, C., & McGee, J. P. (Eds.). (2001). Educating children with autism.
Washington: National Academy Press). En estos casos se utilizan diversas
estrategias aumentativas y alternativas para facilitar las conductas comunicativas
espontáneas y topográficas.
Desde
la perspectiva del análisis de la conducta, comprender que factores subyacen
bajo el déficit en la comunicación espontánea es esencial. Así debemos de tener
en cuenta la habilidad para atender conjuntamente, la sobreselectividad de los
estímulos, la motivación, la reducción de la capacidad de observación y las
habilidades de imitación; ya que cada uno de ellos juega un papel fundamental
en el desarrollo del lenguaje, de la comunicación y de la interacción social. No
existe ningún tipo de intervención que sea efectiva para provocar la
espontaneidad en todos los niños. Así, parece que lo único cierto es que la
intervención debe comenzar lo antes posible y que debe ser intensiva. Ambos
factores son los únicos que correlacionan positivamente en todos los casos (Gerenser,
J. (2009). Language disorders in children with autism. In
R. G. Schwartz (Ed.), Handbook of child language disorders (pp. 67–89). NY:
Psychology Press). Hay que señalar que los
programas de tratamiento a menudo subestiman la cantidad de tiempo requerido
para desarrollar los comportamientos sociales de comunicación a un nivel
socialmente aceptable. El tratamiento debe continuar durante un período
prolongado de tiempo y requiere de experiencia profesional (Fujiki,
M., & Brinton, B. (2009). Pragmatics and social
communication in child language disorders. In R. G. Schwartz (Ed.), Handbook of
child language disorders (pp.406–423). NY: Psychology Press). Las estrategias de comunicación aumentativa y alternativa son un tipo
de intervención con notable éxito para muchos de los niños con TEA que no han
desarrollado el lenguaje. Estas estrategias se pueden utilizar tanto para complementar
el habla existente como para ser el principal o único medio de comunicación expresiva.
Dentro de estas estrategias podemos señalar: lenguaje de signos, comunicación
total (signos+habla), PECS y VOCAs. Quizás de todas ellas la de resultados más prometedores sea el PECS, si
bien se debe escoger las estrategias en función de las características del
niño. Como conclusión se señala que los terapeutas tienen una serie importantes
de tratamientos con apoyo empírico a su disposición, y debe ser las
dificultades y los puntos fuertes del niño, en definitiva su perfil, el que
debe guiar la selección de estas estrategias de intervención
para mejorar los repertorios de comunicación espontánea de los individuos con
autismo (Gerenser, 2009, citado anteriormente).
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